jueves, 28 de octubre de 2010

VIRGEN MISIONERA






El Mensaje de la Virgen Misionera

Con el evangelio que se fue extendiendo por todas partes del mundo, se extendió la presencia y el mensaje vivo de María. Las distintas culturas y razas la fueron concibiendo desde su realidad histórica. Aparecieron así, muy diferentes y variadas advocaciones e imágenes. Muchas perduran y otras cayeron en el olvido. No pocas surgieron de los acontecimientos dolorosos que fue viviendo el Pueblo de Dios. En nuestra Iglesia Rionegrina, los primeros evangelizadores, los Padres Salesianos trajeron la imagen de María Auxiliadora de los Cristianos. Una advocación nacida en el pueblo durante las luchas y guerras de Europa contra el imperio turco, a principio del siglo XVI. Don Bosco rehabilitó esta devoción en Italia y sus hijos la trajeron a nuestra tierra.
Nuestro Padre Obispo Miguel Esteban Hesayne, no sin inspiración de la Madre de Dios, nos propuso a la Virgen Misionera. La imagen inculturada de la Virgen María fue encargada al escultor Morosín. Representa a una mujer mapuche caminando, llevando en sus brazos a su Hijito. Es la imagen que más nos toca el corazón y con la cual el pueblo humilde se siente identificado por la dura realidad que le toca vivir... Es una mujer del pueblo. Por su rostro, por el color de su piel, es descendiente de los mapuches.
Tiene doble semblante: el rostro de un lado es triste y avejentado, del otro es alegre y juvenil: la Virgen María recorriendo en misión la provincia iría asumiendo las tristezas y angustias del pueblo rionegrino y las transformaría en gozos y esperanzas con la fuerza de la presencia de Jesús y su Evangelio, anunciando una buena noticia a los pobres.
Vestida sencillamente. Un poncho la envuelve y protege. Su cara sufrida, irradia paz y fortaleza. Aprieta fuertemente al niño sobre su pecho. El pequeño está envuelto en una manta roja. Mapuche por la forma de llevar a un niño.
El rojo para el Niño, que simboliza la exaltación, el predominio del espíritu (su Espíritu) sobre la materia, y el apostolado.
El color celeste característico del manto de la Virgen, combina con el rebozo de la garganta, formando la bandera argentina.
El negro de la base simboliza las tinieblas, el poder del diablo, el mundo impío en que vivimos, que Ella aplasta y va venciendo con sus pasos de misionera.
Una imagen decidida. En movimiento, y sabe a dónde va. Una imagen dinámica que arrastra, que invita a andar. Nos parece ver en ella a una de las madres de nuestros barrios. De gente llegada del sur. De lejos, de nuestros abuelos aborígenes. Viene arrastrando el ayer para ayudarnos a transformar el hoy en una vida más justa y fraterna.
Nos parece ver a María recorriendo Nazaret, Cafarnaum, Samaría, Judea. Arrastrando luego a las primeras comunidades cristianas. María se encarna en nuestra realidad rionegrina con la figura más fuerte y humilde: la mujer mapuche. Nuestra Virgen Misionera es una mujer que canta a la manera de su raza. A pesar de los signos de sufrimiento y de muerte, la Virgen va acompañando a su pueblo sufrido, lo invita a cantar el amor de Dios. Porque la última palabra la tendrán los humildes y los despreciados por la malicia humana. Porque la verdadera historia la protagonizan los pobres. La Virgen Misionera es para nosotros la Virgen del Magníficat, del canto a la vida.
«Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque miró con bondad la pequeñez de su servidora». A pesar de la situación real de sufrimiento por la falta de trabajo, por las escuelas en estado de conmoción, por los hospitales vaciados, por la falta de futuro, «mi alma canta». A pesar de la injusta distribución de los bienes, a pesar de las jubilaciones privilegiadas para unos pocos y el desamparo de nuestros ancianos, «mi alma canta». A pesar de la corrupción, el engaño, de la mofa del pueblo pobre, «mi alma canta». Es la fuerza de la esperanza y del amor que irradia a la Virgen Misionera. Es la fuerza que nuestra gente humilde lleva en su sangre.
«Porque Él miró con bondad mi pequeñez». No es una imagen triunfadora, rica, de relucientes coronas, sino pobre y sencilla como es pequeño y sencillo nuestro pueblo que peregrina a sus ermitas. «Desplegó la fuerza de su brazo y dispersó a los soberbios de corazón».
La Virgen Misionera nos asegura la fidelidad de Dios a su pueblo con el cual hizo una alianza en la sangre de su propio hijo. Y ese Dios «dispersa a los soberbios» para que convertidos y libres de su ridícula egolatría, puedan sentirse hermanados de todos los hombres. «Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes» para que nunca más haya tronos que opriman y esclavicen. Para elevar a los pobres y pisoteados, a la dignidad y a la libertad de hijos de Dios. Hermanos de todos y señores libres frente a los bienes de este mundo.
«Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías». Porque el reino de Dios se construirá en nuestro pueblo contra el reino de las tinieblas, reino donde se adora el dinero y su poder demoledor. Los hambrientos de justicia, de verdad, de dignidad y de amor, un día se verán satisfechos.
Con la Virgen Misionera nuestro pueblo tiene por delante un largo camino de esperanza. En su sencillez y pobreza es una mujer fuerte y valiente que encara los conflictos y que no se amedrenta ante los sacrificios y dolores. Es cierto, nuestro pueblo se cansa por la lentitud de los cambios y por la persistencia de las injusticias. Sin embargo no se desanima y tomados de la mano de nuestra Madre, suplica con ella: «Señor, despliega la fuerza de tu brazo y dispersa a los soberbios de corazón. Anula para siempre a los dominadores de todos los órdenes y levanta a los pobres y simples que han puesto en ti su confianza».

Para conversar:

1. ¿Qué podés comentar de la Virgen Misionera? ¿Participaste de las peregrinaciones?

2. ¿Damos importancia a la fuerza de esperanza y de fe que nos ofrece la Virgen Misionera?

3. ¿No la sentís como madre nuestra, más tierna y cercana a nuestros sufrimientos de todos los días?

Juan José Dondo Gazzano


COMENTARIO DE CRISTINA:

El 26 hasta el 27 inclusive hemos resivido la visita de la virgen Misionera, como Allense, hemos tenido el honor de haber sido unos privilegiados por recibirla en nuestra casa. Y en la Misa la cual se realizo en la Iglesia Catolica, a las 19:00 hs, sentir que su mano bondadosa tocaba nuestros corazones.
Sentir a nuestra Madre cerca ha sido un experimentar un minuto junto a Dios.

GRACIAS POR HABERNOS VISITADO MADRE DE JESUS!!!

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